Flotar, 100 poemas sobre ríos, 100 poetas argentinxs

A través de la convocatoria "Cómo es tu río", el inquieto Ferny Kosiak seleccionó a un centenar de poetas de varias provincias argentinas para que hablaran del río, o mejor, de los ríos, porque en un territorio tan extenso, los ríos son muy distintos, y eso queda claro en las palabras de quienes escriben, porque hay una distancia mucho más que física entre el agua dura a la que hace referencia el catamarqueño Víctor Aybar, a la vera de un río de deshielo, y los barcos encallados que menciona Maia Morosano, de Rosario, contemplando un río pluvial.

El resultado de esa convocatoria es Flotar (Proyecto Camalote, 2021), que, como toda antología, tiene puntos muy altos en los poemas, de la misma manera en que encontramos puntos medios y algún que otro punto bajo, si no muy bajo. Y es que las antologías temáticas suelen ser así, por lo que, si hemos de evaluarla, en todo caso será por lo que prima, y lo que prima en Flotar es muy bueno.

Cien miradas sobre cursos de agua en las que se profundiza en las experiencias (amorosas, trágicas, fugaces, eternas) que los ríos generan. Cien textos que, en su mayoría, surgen de las pieles, del agua como hermana, del río como un espacio para encontrarse con quienes somos.

Otra de las riquezas del libro es que, al compilar poemas escritos en varios puntos del país, también sirve como paneo estético de lo que está pasando con la poesía en las provincias representadas.

En el caso de Mendoza, las poetas invitadas fueron Sabrina Barrego, Débora Benacot y Andrea Marone, y participan con tres miradas muy personales. Barrego, con "Punta del agua II", pinta un fresco de ese paisaje del sur mendocino pletórico de riachos y la vida que de ellos se desprende, Benacot opta por una postal familiar, sumando una práctica muy propia de quienes nos hemos divertido en nuestros escuetos ríos: el dique de piedras improvisado. En tanto, Marone tiende un lazo entre el río y el tejido de su abuela.

"Todo lo que toca el agua es hermoso, verde y hermoso", dice Barrego; "Hay aguas en las que uno / se sumerge / y nunca más sale de ahí / siendo el mismo", sentencia Benacot. "sostengo cada gota / como si fueran lágrimas / de cristal", concluye Marone.

Recomiendo sumergirse en Flotar. Hay cien voces dispuestas a protegernos y, en todo caso, acercarnos a la orilla.