400 fojas en busca de una verdad

"Asociación ilícita y muerte de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto", dice la carátula del expediente 1.308-2011, y sobre ese nombre tan largo que pocos conocen dice, en tinta azul, escrito a mano, "Pablo Neruda".

La causa fue iniciada a mediados de 2001, casi cuatro décadas después de la muerte de Pablo Neruda, debido a la denuncia realizada por Manuel Araya, quien fue chofer y guardaespaldas del poeta y que fue detenido el 23 de septiembre de 1973, horas antes de la muerte de Neruda, y trasladado al Estadio Nacional.

A través de las páginas del expediente se reconstruyen los últimos días de Neruda, y a la voz de Araya suman las suyas, desde declaraciones directas ante el juez Mario Carroza o mediante testimonios escritos o periodísticos, personas que estuvieron al lado del Nobel chileno entre el 20 y el 23 de septiembre.

Da cierto escozor encontrar, apenas se abre el expediente, el certificado de defunción médico, que fue firmado por Roberto Vargas Zalazar, y el acta del Registro Civil que da cuenta del fallecimiento, firmada por Iris Maureira Gálvez. 

La causa de muerte de Neruda se atribuye a "cáncer de próstata metástasis cancerosa", pero las dudas van apareciendo con el correr de las 400 fojas que engrosan el expediente.

En él, la versión de Araya sigue siendo la misma: Neruda les dijo, a él y a Matilde Urrutia (esposa del poeta), que había sido inyectado, y la marca estaba en su torso. Al chofer se le encomendó que trajera unos remedios, y a las pocas cuadras de la Clínica Santa María, donde estaba internado Neruda, fue detenido por los carabineros y trasladado al Estadio Nacional. Ese mismo día, el 23 de septiembre de 1973, a las 22.30, Neruda muere, y la causa oficial es cáncer.

Quien por entonces era embajador de México en Chile se había reunido un día antes con Neruda, porque el traslado a la clínica era una pantalla para sacar al escritor del país, para arreglar los detalles del vuelo. "Neruda estaba normal", dice. Y tampoco Laura, hermana de Neruda, habría notado nada extraño en él.

"El prestigio internacional de Neruda, su calidad humana y sus condiciones políticas lo habrían transformado en la gran figura del exilio y la resistencia", dice en el folio 9 del expediente, porque es más que claro que la salida de Neruda de Chile no sería para llevarlo a un exilio de inactividad, sino que, claramente, desde el exterior sería más peligroso para el gobierno de facto que estando en Isla Negra.

También se incluyen en el expediente los resultados de los controles médicos que Neruda se realizó desde el 13 de marzo de 1973, en los que se destaca, sin variaciones, que los valores eran normales. Sin embargo, Sergio Hernán Draper Juliet, médico cirujano que trabajaba en la Clínica Santa María en 1973, declaró el 13 de diciembre de 2011 ante el juez que se había encontrado con un "paciente agónico, en anasarca y probable fractura patológica del fémur", y concluye: "Está claro que Neruda murió a raíz del cáncer de próstata y sus múltiples metástasis".

La versión de Matilde Urrutia en el libro Mi vida junto a Pablo Neruda, algunas contradicciones respecto del nivel de relación entre el Nobel y su chofer, el punto de vista de la Fundación Pablo Neruda, el pedido de exhumación del cadáver de parte de los denunciantes; 400 fojas en busca de una verdad y una sentencia en la foja 61 realizada por Jorge Bustos, presidente de la Asociación por la Dignidad, los Derechos del Ser Humano y su Entorno Ecológico (ADDHEE): el asesinato de Neruda, de confirmarse, "constituye un delito de lesa humanidad".

Mucho camino queda por recorrer en esta causa, en la que el arribo a la verdad no parece tan simple. 

Publicado originalmente en MDZ Online en diciembre de 2011