La más callada de la clase
Tina, como le dicen, porque se llama Valentina, vivió siempre en soledad y en silencio, tanto por las presiones de su abuela como por las burlas que sus compañeras de curso le hacían, pero cuando conoce a Nancy descubre no sólo que se pueden construir amistades, sino también que hay todo un mundo por conocer, especialmente aquel que escapa a la razón.
Con La más callada de la clase (Editorial Norma), Sergio Aguirre nos cuenta la vida de esa niña que, habiendo quedado huérfana de madre, vive con su padre y su abuela en un pueblo en el que nunca pasa nada, o al menos creemos que no pasa nada.
Sembrando pistas por doquier y en todos los sentidos, generando situaciones de tensión a partir de sucesos que por momentos parecen reales pero por otros no, creando atmósferas en las que lo sobrenatural toma forma de obsesión, Aguirre logra una trama que se va consolidando con el correr de la narración, con una tensión que se mantiene hasta la última página.
Una adivina que se asusta de lo que ve en la palma de la mano de Tina, un espíritu que advierte de los peligros comunicándose a través de una güija, sociedades que persiguen la verdad respecto de los extraterrestres y muñecas que siembran todo el miedo, entre otros, son los recursos de los que se vale Aguirre para crear los ambientes necesarios para una buena historia de terror, una de esas que el público juvenil está siempre ávido de leer.
Con La más callada de la clase, Sergio Aguirre vuelve a sorprendernos con una novela para jóvenes y adolescentes con todos los condimentos necesarios como para cautivarnos y tenernos al borde de la silla hasta el final, hasta saber qué es lo que sucede con Tina, una niña tan extraña como misteriosa y, especialmente, silenciosa.