Yo soy el invierno, de Ricardo Romero

Sencillamente, "un inmenso y alegre cementerio". Eso es la llanura, un espacio en el que "los vivos y los muertos se confunden fácilmente". Y esto, en lo más íntimo, lo sabe, lo siente en la piel el Pampa Asiain. Y también lo saben y lo sienten Orlosky, Gretel Castellanos, la directora de una escuela de Caruhé y su hijo. E incluso Parra e Irina, aunque sea ella quien se anime a sospecharlo como una sentencia sin importancia en Yo soy el invierno (Alfaguara), la nueva novela de Ricardo Romero.

Sumergido en un pueblo perdido de Buenos Aires, o perdido en un pueblo sumergido de Buenos Aires, el suboficial ayudante Asiain, en un procedimiento de rutina, descubre el cuerpo de una mujer ahorcada en un árbol, en un hecho que, claramente, no se trata de un suicidio. A partir de eso, Romero nos imbuye de un ritmo que impone sus pasos. Nos obliga a detenernos cuando quiere, a acelerar cuando él lo desea, imponiendo una velocidad propia al relato, un movimiento que saca su energía de la angustia y los temores de los personajes, logrando así, por un lado, que establezcamos cierta familiaridad con ellos, y por otro, un tono de intimidad que hace imposible despegarse del Pampa y del relato.

La llanura es, en Yo soy el invierno, el lugar de la soledad y la melancolía, el vacío en el que los vericuetos de la memoria y la angustia cotidiana pueden hundirnos. Y cada uno de los personajes nombrados más arriba, así como todos los otros que aparecen y desaparecen en la novela, se constituyen en eslabones de las cadenas que los inmovilizan, a la espera de la caída final.

Es imposible avanzar en línea recta por la llanura si no hay huella que seguir. Algo de eso reconoce el Pampa caminando bajo la nieve. Y también llega a la conclusión de que es en los ruidos donde está la posibilidad de que el tiempo transcurra. En Yo soy el invierno, el tiempo y el espacio se pierden, se funden presentes y pasados, caseríos y desiertos, se pierden todas las nociones.

Ante la presencia de un crimen, Romero no nos enfrenta a un policial, sino a un ensayo sobre la soledad y lo que con ella pueden hacer la angustia, los miedos y el pasado, enfrentando a cada personaje a la temida búsqueda de su identidad, en un espacio en el que muertos y vivos se confunden con facilidad.

Septiembre 2023